#ElPerúQueQueremos

El Breo, la espectacular catarata en el Parque Nacional Río Abiseo

El Abiseo se encuentra en la provincia de Mariscal Cáceres en la Región San Martín. Muy pocos han explorado su interior, pero basta contactarse con sus cataratas y cavernas para sorprenderse con su fascinante naturaleza.

Publicado: 2013-11-06


Escribe: Iván Reyna Ramos

Salto del Breo

Después de haber ingresado al río Huayabamba en el embarcadero de Juanjuí, y a sólo cinco minutos de Huicungo nos encontramos sombreados por rocas gigantes y llena de espesa de vegetación al que la población llaman "La boca del tigre". Se trata de una montaña que se recuesta en el río, una montaña convertida en morada de guacamayos y por eso hoy es un excelente mirador para los turistas. La selva anuncia que también estamos frente a la catarata El Breo.

Desde el río se muestra majestuosa. En un principio el salto de agua de esta catarata caía sobre una plataforma de piedra que con el paso del tiempo se perforó y hoy el espectacular salto pasa por un túnel, dejando un manto suave de lluvia fina, que ha dado origen a una espléndida biodiversidad. Todo esto se impone a sólo tres horas de Juanjuí y a seis horas de Tarapoto.

Estar lo más cerca de la catarata es simplemente excepcional. Desde lo alto, la mirada se llena con el color verde de la quebrada. Y abajo, el Huayabamba avanza rumoreando cargado de agua. El Breo alcanza un salto de 70 metros, es una catarata con pisos apropiados para descansar y comer. Un excelente punto para engreírse en medio de la naturaleza.

Vida en las cuevas

Para aprovechar este viaje, es emocionante seguir hasta llegar a La Cueva de Los Franceses que se encierra en una quebrada rocosa, con dos metros de ancho y hasta diez de alto y con una profundidad de 200 metros. Internarse premunidos de linternas a mano en el vientre materno de la caverna es contactarse con el silencio y admirar en medio de la oscuridad los brillantes cuarzos. Los entendidos hablan de una catedral llena de candelabros y misterios.

Unos minutos más adelante se encuentra la cueva del otorongo, compuesta de roca calcárea y escogida como morada de guácharos y murciélagos, y también de loros y guacamayos. Una vez un equipo de televisión encontró en esta cueva un otorongo. Dicen que bastó de dos saltos para desaparecer. Desde entonces se le conoce con ese nombre felino.

Al caer la tarde, acomodados en una playa de arena fina es preciso esperar unos minutos para observar a miles de guácharos que salen de las cavernas. Sólo se puede ver la silueta de estas aves nocturnas que pegan su cuerpo al río, toman algo de agua, se elevan, dejan caer unas gotas y se van en busca de sus alimentos. Los aguajes son sus frutos preferidos. Así la vida continúa en este reino natural. Simplemente un paraíso.


Escrito por

Revista Rumbos

El Perú es nuestra gran pasión. Descubrirlo es una tarea que no tiene fin, pero estamos empeñados en ello. Sigue nuestros rumbos.


Publicado en

REVISTA RUMBOS

Otro sitio más de Lamula.pe